Asfixia Radicular del Olivo. Definición y Estrategias de Control

El cultivo del olivo no solo desempeña ahora mismo un papel crucial en nuestra economía, sino que lleva siglos haciéndolo. Es una actividad milenaria, con una historia apasionante. Sin embargo, como sucede con cualquier otro tipo de cultivo, hay más de una enfermedad que puede suponer un problema, afectando tanto a su desarrollo como a su rendimiento. Uno de estos problemas es la conocida como asfixia radicular del olivo, que puede incluso llegar a provocar graves problemas si no se aborda de manera adecuada. Hoy vamos a hablar de esta enfermedad, así como de sus causas, sus síntomas e incluso sus señales de alerta. ¡Sigue leyendo! 

Qué es la asfixia radicular del olivo 

El olivo es un árbol que está acostumbrado a climas bastante áridos y el exceso de agua, lejos de ayudarle, puede llegar a provocar un debilitamiento completo del árbol. Y es que el agua estancada puede acabar por asfixiar por completo las raíces del olivo, donde pueden incluso anida los hongos a largo plazo. Esto es lo que se conoce como asfixia radicular del olivo: esa asfixia que se produce cuando hay un exceso de encharcamiento alrededor del árbol. 

Depende mucho de la variedad del olivo que estemos hablando, tiene una mayor o menor sensibilidad al encharcamiento. No obstante, por regla general tiene una baja tolerancia a este exceso de humedad. 

Pero ¿por qué sucede exactamente esta asfixia? Al haber un encharcamiento de agua, las raíces del olivo no reciben suficiente oxígeno. Es entonces cuando su capacidad para absorber los nutrientes y el agua se ven comprometidas, y eso acaba por generar un debilitamiento generalizado del árbol. No solo eso, sino que hay casos graves en los que se puede acabar viendo cómo el olivo muere por completo. 

Causas de la asfixia radicular 

Las causas por las que se produce esta asfixia radicular del olivo pueden ser diversas. No obstante, todas ellas están relacionadas con problemas de drenaje del suelo. Las más comunes son las siguientes: 

1. Suelo compactado: cuando esto sucede, las raíces del olivo tienen dificultades serias tanto para expandirse como para obtener oxígeno. Por desgracia, esto acaba por tener las mismas consecuencias que cuando hay un exceso de agua estancada. 
2. Compactación del suelo debido al uso de maquinaria agrícola: muy relacionado con el anterior, puesto que es una causa bastante similar. En este caso, el motivo es el paso frecuente de maquinaria pesada, que puede acabar por compactar el suelo y hacer que sea difícil obtener agua y que circule el aire. 
3. Riego excesivo: si se riegan de más los olivos, esto puede acabar por saturar el suelo y provocar un encharcamiento. Es precisamente por esto por lo que es importante que sean expertos los que gestionen el control del riego del olivo. 
4. Nivel freático alto: en caso de que se cultiven olivos en zonas donde el nivel freático es bastante alto, las raíces de los árboles pueden acabar por verse sumergidas en el agua demasiado tiempo. Esto también acaba por dificultar la disponibilidad de oxígeno. 
5. Suelos arcillosos: este tipo de suelos tienen una baja capacidad de drenaje, lo que puede ayudar a que se acumule agua alrededor de las raíces. 

Síntomas y señales de alerta 

Es crucial identificar rápidamente todos los síntomas de la asfixia radicular del olivo, para así poder ir implementando todas las medidas necesarias a tiempo. El primero de los síntomas que se suele apreciar, y uno de los más comunes, es el marchitamiento de las hojas. Estas comienzan a verse sin fuerzas y su tonalidad se torna amarilla, principalmente por la falta de nutrientes y de agua. 

Además, se observa un crecimiento deficiente de árbol, con ramas mucho más débiles y cada vez menos afluencia de hojas nuevas. A esto hay que sumarle que las hojas que ya había comienzan a caerse de forma prematura, en épocas en las que el olivo no suele perderlas. 

También se puede apreciar a simple vista cómo las raíces se van pudriendo poco a poco, sobre todo en las zonas más cercanas al tronco. Y, por último, también se puede apreciar cómo hay una reducción significativa del rendimiento del árbol, que comienza a producir cada vez menos frutos. En casos extremos, podemos incluso llegar a ver cómo el árbol muere por completo. 

Técnicas de control 

Como podréis imaginar, estamos hablando de una enfermedad cuyas consecuencias pueden ser nefastas para el crecimiento del olivo. Por desgracia, eso puede acarrear problemas graves, e incluso pérdidas económicas muy importantes a largo plazo. Para controlar esta asfixia radicular del olivo, es fundamental abordar todas las causas del problema e ir tomando medidas para conseguir que las condiciones de crecimiento de la planta sean óptimas. Algunas de las técnicas de control incluyen lo siguiente: 

1. Mejora del drenaje del suelo. Si se observa un drenaje deficiente, la clave es tomar medidas para ayudar a mejorar la circulación del agua. Por ejemplo, se pueden implementar instalaciones de sistema de drenaje, e incluso crear zanjas concretas de drenaje. 
2. Control de riego. Se debe ajustar el riesgo de tal manera que nunca haya un exceso de humedad en el suelo. Para eso, es importante usar métodos de riego que permitan un drenaje adecuado y, sobre todo, evitar regar en exceso. 
3. Cuidar la estructura del suelo y tratar de mejorarla en la medida de lo posible. Para eso, se suelen aplicar ayudas orgánicas, como compost o estiércol; estos pueden ayudar a que mejore considerablemente la estructura del suelo. Y, además, hace que aumente su capacidad de retención de agua. 
4. Evitar que se produzca una compactación del suelo. Para eso, la clave es evitar que la maquinaria agrícola pase sobre la misma zona de forma constante. Se pueden implementar técnicas de cultivo que ayuden a minimizar la compactación, como el conocido como cultivo en franjas. 

Por último, también se recomienda que, si sabemos que nos encontramos en un área propensa a la asfixia radicular, se opte por seleccionar variedades del olivo que pudieran ser más resistentes a esta enfermedad. No hemos de olvidar que estamos hablando de un problema que puede afectar negativamente al desarrollo y al rendimiento de las plantas, especialmente si no se aborda de la manera adecuada. 

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