¿Has escuchado en alguna ocasión hablar de la lepra del olivo? Esta enfermedad se conoce también como sarna del olivo, y es capaz de comprometer gravemente tanto sus hojas como sus frutos. Es mucho más grave de lo que pudieras imaginar en un primer momento, puesto que tiene la capacidad de ir debilitando poco a poco los árboles, provocando una pérdida de la producción de aceitunas. Si quieres saberlo todo sobre esta lepra del olivo, ¡sigue leyendo! Hoy te vamos a contar no solo qué es, sino cuáles son las características más identificativas de esta enfermedad, qué daños causa en los árboles y cuál es el tratamiento ideal.
Qué es la lepra del olivo
La lepra del olivo es una enfermedad fúngica, es decir, causada por un hongo. Para ser más concretos, es el hongo Phlyctema vagabunda el que se encarga tanto de transmitirla como de dañar gravemente los olivares. Pese a que ahora mismo se considera que en Andalucía continúa siendo una enfermedad emergente, y su incidencia es baja, continúa siendo preocupante. Y es que afecta, sobre todo, al fruto del olivo, provocando caídas prematuras en las aceitunas. Por supuesto, esto puede desencadenar en pérdidas de rendimiento, que pueden ser nefastas a largo plazo.
Como curiosidad, debes saber que se está estudiando el cambio de esta enfermedad en los últimos años. Antes, la única parte afectada del olivo por esta lepra era la aceituna. No obstante, poco a poco se está viendo cómo también las ramas y las hojas se ven dañadas por este hongo. Y eso es lo que está haciendo que los agricultores se preocupen cada vez más. Si hasta ahora se consideraba una enfermedad de poca importancia, esto ya no es del todo así.
Características de esta enfermedad
Hay ciertas condiciones que ayudan a que este hongo se extienda con rapidez, como las temperaturas suaves, los ambientes húmedos e incluso la lluvia frecuente. De darse estas condiciones, durante el otoño comienzan a verse los primeros síntomas en los olivares.
Lo primero que se puede apreciar es que las aceitunas comienzan a presentar lesiones necróticas, en las que la piel está muerta y se ve un color más oscuro. Además, esta especie de heridas se delimitan de forma clara con un reborde oscuro. Poco a poco, se van extendiendo, hasta que terminan por momificar la aceituna de forma o bien parcial o completa. Lo más normal es que no sea hasta que se están recogiendo las aceitunas que se aprecien estos daños, pese a que se lleve un control riguroso de estas.
Por si esto fuera poco, también las hojas y las ramas pueden comenzar a presentar síntomas. Además, estos pueden aparecer en invierno. A simple vista, lo que se verá son manchas circulares blanquecinas, o incluso con un color amarillo oscuro.
Pese a todo, lo más habitual es que los síntomas estén presentes tan solo en el fruto del olivo. Y, aunque en España aún no han causado daños considerables, en Italia sí que ha habido cosechas en las que esta enfermedad ha provocado la pérdida de una gran cantidad de aceitunas. Y, por ende, de la baja producción de aceite de oliva.
Es cierto que es complicado ver al hongo en sí, pero cuando el clima está húmedo, las lesiones necróticas pueden llegar a mostrarlo de forma más o menos clara. Así pues, lo mejor sería mantener un control constante, puesto que hablamos de un hongo extensivo que continuará creciendo si no se toman las medidas pertinentes.
Daños
Como ya habrás podido imaginar, los daños que puede causar esta enfermedad van mucho más allá de tener aceitunas con manchas estéticas. Y es que es cierto que los frutos se verán dañados, al igual que las hojas, pero el problema va mucho más allá. En primer lugar, el hecho de que las aceitunas se encuentren en mal estado repercutirá de forma negativa en el aceite de oliva que se pueda extraer de ellas. Y, por supuesto, no se podrá comercializar como aceituna de mesa, puesto que es bien sabido que la apariencia es importante en estos casos.
Pero los daños no se limitan a esto. Además, al perjudicar a las hojas, el árbol perderá parte de su capacidad fotosintética. Esto hará que le cueste mucho más crecer, así como obtener los nutrientes necesarios del sol, y esto también afectará al fruto. Las aceitunas no solo estarán dañadas por el hongo, sino que también podrán ser bastante más pequeñas y ofrecer mucho menos aceite.
Junto a esto, no podemos dejar de señalar que una caída prematura de las hojas, así como un debilitamiento de todos los brotes jóvenes, también hará que el rendimiento del cultivo sea inferior. Como hemos señalado antes, hasta ahora no se ha visto que sea una enfermedad especialmente preocupante en España, pero en Italia ya tienen antecedentes de cultivos que se han visto muy perjudicados por ella.
Tratamiento
El control de la lepra del olivo implica, necesariamente, combinar prácticas de control con fungicidas específicos. En realidad, y como sucede en casi todas las enfermedades de este estilo, lo más importante es prevenir y cuidar los olivares para evitar enfrentarnos a este problema. Para ello, es ideal llevar a cabo un control, podar aquellas ramas que no se encuentren en buen estado, tratar de reducir la humedad del árbol en la medida de lo posible y destruir todas las hojas que se hayan ido cayendo al suelo. De esta manera, lo que se conseguirá es reducir la presencia del hongo.
Si bien es cierto que se puede optar por aplicar tratamientos químicos, como fungicidas, esta enfermedad ha demostrado ser bastante resistente a estos. Con lo cual, lo mejor es mantener un buen control y aplicar los tratamientos desde el primer momento, cuando aún no se haya extendido ese hongo.
La lepra del olivo es una amenaza cada vez mayor para estos árboles, especialmente en las zonas más húmedas, puesto que es donde se desarrolla con más facilidad. No hay nada como estudiarlo en profundidad para comprender cómo funciona y, de esta manera, ver cómo evitarlo para proteger nuestros olivares ¡y nuestro amado oro líquido!