¿Consumes aceite de oliva de forma habitual en tu dieta? ¡Seguro que sí! Ya sea de forma directa, porque lo introduzcas tú en los platos, o en alimentos preparados, es un auténtico manjar que suele aparecer en muchas recetas. En ese caso, seguro que has visto en alguna ocasión un aceite más turbio, una botella que no tiene ese aspecto de oro líquido homogéneo. Eso se debe a que no ha pasado por un proceso de filtrado, sino que en su elaboración se ha obviado este paso y se ha dejado sin filtrar. ¿Hay muchas diferencias entre ambos tipos de aceite? ¿Cuál es mejor? ¿Y cuál peor? Nosotros te lo contamos, así que sigue leyendo.
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Definición de aceite filtrado
Normalmente, todo el aceite que consumimos ha pasado por un proceso de filtración para eliminar tanto impurezas como partículas sólidas que se pudieran encontrar en este líquido. Y, aunque estemos acostumbrados a que esto siempre suceda, realmente es un paso opcional tras la elaboración del aceite, una vez este ha salido de la almazara.
Esta filtración se realiza de manera mecánica, sin que haya ningún químico de por medio. Lo que se hace es sencillo: se eliminan todas esas micropartículas de la aceituna que hubieran podido quedar de forma sólida, y también la humedad residual del aceite. Y, tras este procedimiento, se consigue un aceite mucho más limpio, brillante y con unas propiedades organolépticas excepcionales. Aunque su aspecto pueda darle a algunas personas la sensación de ser muy artificial, lo cierto es que nada más lejos de la realidad.
Definición de aceite sin filtrar
Como ya podrás imaginar, el aceite sin filtrar es aquel que no pasa por el proceso de filtración. De esta manera, conserva una estética ligeramente más turbia, puesto que se mantienen partículas o impurezas. Tanto es así que, al consumirlo, puede que notes residuos sólidos, sedimentos u otros trozos que se han mantenido tras el almacenamiento en la almazara.
Es esta apariencia turbia la que hace que muchas personas se acaben decidiendo por este tipo de aceite sin filtrar, considerándolo mejor que el anterior. Las opiniones son bastante contrapuestas, puesto que depende bastante del gusto de cada persona. Sí es cierto que estos aceites sin filtrar tienen polifenoles adicionales, que se mantienen dentro de ese líquido acuoso que no se ha filtrado. Y, como sin duda ya sabrás, los polifenoles son unos de los mejores antioxidantes, con lo cual es importante introducirlos en la dieta.
¿Qué aceite es mejor?
Entonces ¿qué aceite es mejor? ¡Hay bastante polémica al respecto! Si nos mantenemos en un punto de vista organoléptico, las opiniones son variadas. Hay quien señala que el aceite sin filtrar es más intenso, y que su aroma es más potente. No obstante, hay quien considera que es el aceite filtrado el que proporciona mejor sabor y olor. Lo cierto es que las diferencias tienden a ser nimias, aunque te recomendamos que pruebes para ver qué te gusta más a ti.
Hay ciertas ventajas que los aceites sin filtrar tienen respecto a los filtrados. Por ejemplo, que te asegurarás de estar comprando sí o sí aceite fresco, producido en la última campaña. Pero, claro, esto tiene su contrapunto: es así porque se conserva peor que el aceite filtrado. Además, cuando pasan ciertos meses tras su preparación, el aceite sin filtrar acaba por decantarse y adquiere la misma apariencia que la que tendría si se hubiera filtrado.
Como hemos señalado antes, cuando no se filtra, la cantidad de polifenoles que tiene este oro líquido es mayor. Y eso es porque no se ha retirado la humedad restante del aceite. Hay dos tipos de polifenoles que coexisten dentro de las aceitunas: los polares se encuentran en el agua, mientras que los apolares se disuelven en los ácidos grasos propios de estos frutos. Como podrás imaginar, los apolares se retiran durante el proceso de filtración; si evitamos este procedimiento, se mantendrán en el aceite.
Uno de los puntos que puede marcar la diferencia a la hora de decidirte por uno u otro es su capacidad de conservación. Se recomienda que el consumo del aceite sin filtrar se dé en menos de 10 o 12 meses desde su producción. Porque, como hemos explicado, se filtrarán solos dentro del envase. Y, aunque pueda parecer un detalle sin importancia, estos posos pueden dejar un aroma residual poco agradable. No se pone malo como tal, pero sus propiedades organolépticas cambian.
Ventajas del aceite filtrado frente al aceite sin filtrar
Tras haber analizado las diferencias que hay entre estos dos tipos de aceite, queremos hacer hincapié en todos esos puntos positivos del aceite filtrado. Porque, sin duda, ¡tiene ventajas que hay que considerar!
- En primer lugar, a nivel visual es mucho más atractivo, más puro y limpio. Y es que influye bastante el hecho de que se hayan filtrado todas esas impurezas. Su aspecto es mucho más homogéneo y llamativo, ideal si tienes que servirlo de una forma más visual.
- El hecho de que no tenga impurezas influye de forma positiva si trabajas con maquinaria para elaborar alimentos. Porque, al no tener partículas sólidas, estas máquinas no correrán el riesgo de obstruirse en ningún momento. Eso hará que la vida de estos dispositivos se alargue, y reducirá los costes de mantenimiento. Es decir, que para la industria alimentaria debe estar bastante clara la respuesta ante si es mejor el aceite sin filtrado o filtrado.
- La calidad del producto final puede mejorar notablemente, algo también importante dentro de la industria gastronómica. Porque estos sedimentos, estas partículas, podrían afectar a nivel visual a la apariencia del producto.
- Junto a esto, no podemos olvidar tampoco que es un aceite mucho más estable. Resiste mejor a la oxidación, y su vida útil es bastante mayor. Si no consumes aceite a menudo en tu hogar, es la mejor alternativa, puesto que podrás tenerlo durante meses sin notar un deterioro en su sabor.
Ambos aceites pueden ser una buena opción, dependiendo del momento o de la circunstancia. Lo que es indudable es que, en cualquiera de los dos casos, estamos ante un producto de una calidad excepcional.
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